Continuación de las aventuras y desventuras de cuatro amigos en Matalascañas.
Segunda Parte:
Al día siguiente de nuestras minivacaciones hubo más agua, olas y cachondeo.
Como novedad, vimos a "la francesita", así bautizada por Javier que dominaba el franchute.
La chavala era un portento, llevaba un bikini minúsculo y como top, una camiseta que apenas le cubría unas grandiosas tetas.
Como también era usuaria del camping nos dio mucho juego para bromas y conversaciones subidas de tono.
Personalmente creo que la chavalita "miraba" a Javier pero no hubo tema alguno.
Se nos ocurrió dar una vuelta para la zona donde se hacia nudismo con la ilusión de ver buen material.
Vimos bastante, pero sobre todo del sexo opuesto.
¡Vaya con un nota! Que "casualmente" salió del agua cuando nosotros pasamos de vuelta.
¡Iba armado y en pelotas!
Por
favor, del agua de la playa no se sale empalmado y desnudo, es
un principio básico de las buenas formas entre los de nuestra especie.
Las mujeres no deben tener esto en cuenta.
En la última reunión del G8 se llegó a un acuerdo mundial en esta materia.
Toda mujer, que salga del agua desnuda o en topless hace un gran favor al bienestar mundial.
En la última reunión del G8 se llegó a un acuerdo mundial en esta materia.
Toda mujer, que salga del agua desnuda o en topless hace un gran favor al bienestar mundial.
Así que por el bienestar mundial, aplicaros el cuento.
Volviendo al nudista, deciros que el susodicho notaría nuestro pesar al haber contemplado dicha imagen y confundió las señales.
No se le ocurrió otra cosa que decirnos adiós con una mano y tocarse el "nastro siniestro" con la otra.
¡Que falta de tacto! Aunque debería decir de educación porque lo que se dice tacto... no. Se la "tacteaba" insistentemente.
¡Para mí que se la estaba meneando!.
Como resultado, se llevó bastantes cortes de manga y la denominación unánime de Maricona Hijo de Puta (que nos perdone su madre).
Ya sabéis, por Sevilla y alrededores Maricón e Hijoputa no son despectivos, ni siquiera un ¡mariconaaa! que se usa a modo de saludo entre amigos.
Pero Maricona e Hijo de Puta en la misma frase siempre es despectivo.
Ya de vuelta a nuestra tienda, el vacío hacia rugir mi barriga. Que hambre tenía, estaba famélico de tanta agua y paseitos. Lo pero era que no había comprado nada para almorzar, sólo quedaba un trozo de bocata más duro que un ripio y una lata de cocacola calentona.
¡Qué maravilla! cuando Chiqui hizo unas salchichas con ketchup y las ofreció al personal. Supieron a gloria bendita.
Ya apuntaba la cosa a una Expo 92 magnífica.
Se hizo la tarde y estábamos preparando las cosas para ducharnos e irnos maqueaditos a dar una vuelta por el pueblo.
De repente, vimos a lo lejos un tío corriendo, agitando los brazos en el aire.
-- ¿Que le pasara a ese? -- Dije en voz alta.
-- Mira, por allí van dos iguales. -- Señalo Javier apuntando a dos que gesticulaban mientras corrían.
Que raro nos parecía aquello.
-- Ahggh! Ahh! -- Exclamo Rapo dando saltos y salió corriendo como una exalación de la misma forma que los que habíamos visto antes.
Menos
mal que por ese tiempo no había visto Guerra Mundial Z ni de Walking Death, si no hubiera creído que los zombies nos invadían, que había algo
en el aire.
Pronto lo descubrí, no eras un gas, ni nada tóxico, eran mosquitos tigres.
¡Como corrimos hasta las duchas!
Impresionaba
ver a los que llegaban más tarde. Parecían deformes, como el hombre
elefante. Toda la cara llena de picaduras rojas e inflamadas. Yo tendría
unas diez o quince entre brazos y piernas.
Los nuevos que entraban era para verlo, lo hacían chillando y maldiciendo lo más sagrado. Venían con muchísimas más picaduras y la mayoría en la cara.
Era una cosa así como ses libro de Stephen King, La Niebla. Todo el que salía a ver si se habían marchado volvía a entrar hecho polvo.
Los nuevos que entraban era para verlo, lo hacían chillando y maldiciendo lo más sagrado. Venían con muchísimas más picaduras y la mayoría en la cara.
Era una cosa así como ses libro de Stephen King, La Niebla. Todo el que salía a ver si se habían marchado volvía a entrar hecho polvo.
Parece broma, pero allí nos juntamos medio camping esperando a que se fueran los malditos chupasangre.
El Ayuntamiento tuvo que fumigar seriamente para exterminar a esos asesinos.
Por fin cuando la nube se fue a picotear a otros lares, aprovechamos para ducharnos
y empezar a ponernos "guapos" para una excursión al pueblo.
Me puse los únicos pantalones que me había traído para la ocasión, mis zapatos y una camisa bien remetidita. Nada de botines ni camisas playeras pues tenía que ir bien "maqueado".
Pero me encontré con dos problemas técnicos:
- El pantalón me estaba bastante grande de cintura y no me había traído correa.
-
La camisa estaba arrugadilla (por lo bien que doblo la ropa) y sobre
todo, el cuello, que no había quien lo colocara correctamente. Quedaba abierto, con los picos hacia arriba.
La
camisa no suponía gran problema y lo solucioné con cinta de celo pegada, a
modo de cinta doble, en el interior del cuello de la camisa.
Bah!!, problemas a mi...
El
tema pantalón era mucho más serio, no me permitía caminar sin que se cayera
vilmente y dejara al descubierto mis calzoncillos rojos.
La solución apareció por si sóla como caida del cielo. A pocos pasos de donde me encontraba divisé, tirada en el suelo, una cuerdecilla de esparto que algún campista habría usado como viento para la tienda.
Esa cuerda podría salvarme la vida. Ojalá hubiera suficiente para mi cinturita de avispa.
Dio lo justo para poder atármela bien apretadita. Para que no se viera, saque la camisa por fuera y listo.
La solución apareció por si sóla como caida del cielo. A pocos pasos de donde me encontraba divisé, tirada en el suelo, una cuerdecilla de esparto que algún campista habría usado como viento para la tienda.
Esa cuerda podría salvarme la vida. Ojalá hubiera suficiente para mi cinturita de avispa.
Dio lo justo para poder atármela bien apretadita. Para que no se viera, saque la camisa por fuera y listo.
No soy de ir a la moda, pero aquello era un tanto incomodo y me hacia sentir algo avergonzado.
Como siempre, era mejor guardarlo en secreto. Decidí
no airearlo para no tener que aguantar al personal,
sobre todo de Javier que era un autentico coñazo con el tema del
vestuario.
La "Sariana" del Rapo y los "Mortadela" del Chiqui dieron
juego por años y años.
Rumbo a
la diversión nocturna, tomamos el caminito, ahora cuesta abajo, hasta el
pueblo. Fuimos todo el camino cantando el Carrion On de Manowar y se
nos hizo bastante ameno.
Llegamos a un Pub ubicado en una especie de semisótano y pedimos algo de beber.
Volvía a sonar el Shop Shop Song de Cher, cosa que nos agradaba bastante. La habíamos tomado ya como la cancion del camping.
Vimos un grupo enorme de tías sentadas en un lateral y Javier, que estaba lanzado, no se le ocurrió otra cosa que presentarse del tirón.
Volvía a sonar el Shop Shop Song de Cher, cosa que nos agradaba bastante. La habíamos tomado ya como la cancion del camping.
Vimos un grupo enorme de tías sentadas en un lateral y Javier, que estaba lanzado, no se le ocurrió otra cosa que presentarse del tirón.
Así, sin avisar ni nada.
Uff
y yo con mi cuerda de esparto haciéndome una cebadura el las caderas.
Si se daban cuenta, les diría que era una promesa, que era muy devoto del Calvario o algo así...
Si se daban cuenta, les diría que era una promesa, que era muy devoto del Calvario o algo así...
Javier hizo el amago de
presentarnos pero todo se quedo en catorce tías mirándonos y él charlando, con
mucho tino y gusto, con la única guapetona.
Pues
nada, allí le eche cara al asunto y me
presente a las catorce.
Note que Chiqui había desaparecido pero Rapo iba detrás mía, besuqueando a la congregación de chicas Almodovar.
Resultado, indiferencia total, 28 besos en la cara y medio kilo de maquillaje pringoso.
Lo importante es que no se dieron cuenta de mi correa improvisada. Me prometí que al día siguiente haría por comprarme una en condiciones.
Note que Chiqui había desaparecido pero Rapo iba detrás mía, besuqueando a la congregación de chicas Almodovar.
Resultado, indiferencia total, 28 besos en la cara y medio kilo de maquillaje pringoso.
Lo importante es que no se dieron cuenta de mi correa improvisada. Me prometí que al día siguiente haría por comprarme una en condiciones.
Tras un rato, divisamos a Chiqui que estaba hablando con un tío muy raro. Era bastante alto, por lo menos 1,95 cm. y tenía los ojos tan rojos que daba autentico "Yuyu".
Al principio parecía que estaban discutiendo y ya nos veíamos repartiendo mamporros a diestro y siniestro.
Pero, no, no se que estaría hablando, pero nada de peleas ni mal rollo.
Volvimos a recuperar a Chiqui y decidimos comer algo en un restaurante-pub que había allí al lado.
Creo que pedimos unas hamburguesas.
Tras esto empezamos a visitar todos los sitios que nos fueron pareciendo atractivos y terminamos bastante perjudicados.
Bueno, como yo no bebo, sólo estaba cansado.
Terminamos en un kiosco donde vendían chupitos y nos tomamos unos que a mi me parecieron hechos de alcohol de quemar.
Eran fortísimos, a base de Bourbon, Vodka, Ron, Whiskey, etc..
Con deciros que los nombres eran Mamazo, Chupazo, gran Mamada...
Al principio parecía que estaban discutiendo y ya nos veíamos repartiendo mamporros a diestro y siniestro.
Pero, no, no se que estaría hablando, pero nada de peleas ni mal rollo.
Volvimos a recuperar a Chiqui y decidimos comer algo en un restaurante-pub que había allí al lado.
Creo que pedimos unas hamburguesas.
Tras esto empezamos a visitar todos los sitios que nos fueron pareciendo atractivos y terminamos bastante perjudicados.
Bueno, como yo no bebo, sólo estaba cansado.
Terminamos en un kiosco donde vendían chupitos y nos tomamos unos que a mi me parecieron hechos de alcohol de quemar.
Eran fortísimos, a base de Bourbon, Vodka, Ron, Whiskey, etc..
Con deciros que los nombres eran Mamazo, Chupazo, gran Mamada...
La segunda o tercera ronda terminó haciendo gala a sus nombres y dejó al personal medio mamado.
Sobre todo a Chiqui que le había dado seriamente a la Budweiser y ya estaba algo perdudicado.
Sobre todo a Chiqui que le había dado seriamente a la Budweiser y ya estaba algo perdudicado.
Nos lo pasamos francamente bien y decidimos volver a nuestro caminito dirección al Camping.
Pero aún no habíamos salido del pueblo cuando Chiqui decidió entrar a comer algo en un bareto que estaba ya recogiendo.
-- Posadero, ¡ponme algo de comer! -- Dijo Chiqui al estilo medieval.
-- Está cerrado -- Apuntó el hombre mientras seguía barriendo y señalaba a todas las sillas colocadas en lo alto de las mesas.
-- !Algo de comer! -- Volvió a repetir sentándose en la barra ante nuestro asombro.
El Camarero, un hombre mayorcete con pinta de cansado, se quedó sin palabras y por un momento pensamos que lo iba a mandar al carajo. Pero finalmente sonrió y llamó a alguien que estaba en la cocina.
Apareció una chavala con pinta de ser más bruta que Hulk chocando los cinco y le ofreció varias cosas de la carta.
Terminamos viendo comer a Chiqui, mientras el hombre y la joven seguían recogiendo el local.
Si venir a cuento, y con voz bastante fuerte, nuestro heavy va y dice
-- Uuaaa, ¡esa me la quiero follar yo!.
¡Tierra trágame!. No me podía creer lo que acababa de oír.
Miré al camarero con la intención de averiguar como le había sentado aquello.
Tenía la sospecha que aquel local era un negocio familiar y que se trataba de padre e hija.
Y así era.
Nos lo hizo saber con cara muy seria, pero curiosamente, sin mal rollo. Creo sinceramente que le había cogido cariño a Chiqui.
Menos mal. Ya me veia salir de allí a escobazos.
Lo mejor de todo esto fue que las palabras del Chiqui cayeron bien y la muchacha se desvivió por atenderlo e incluso le ofreció carta de postres.
¡Al final se la podía a ver trajinado y todo!.
Conseguimos poner rumbo al camping y volvimos a subir la dichosa cuestecita.
Aquello estaba bastante oscuro y se apreciaban perfectamente las estrellas.
La Estrella Polar (del Norte) relucía perfectamente en la Osa Menor.
Sin más, Rapo y yo nos pusimos a entonar de nuevo el Carry On de Manowar. Pronto se unió Chiqui.
The north star always guides me
when winter skies are gray
and i wait for sun when all are one
i shall not betray
calling at me
i'm waiting when all are led astray
Carry on my sons forever
when winter skies are gray
and i wait for sun when all are one
i shall not betray
calling at me
i'm waiting when all are led astray
Carry on my sons forever
Tras muchas paradas en el camino y aprovechando que se oía a lo lejos otra de las canciones emblematicas del camping, You're the one that I want de la pelicula Grease, Javier se puso a cantar y bailar imitando al Travolta.
Si podéis, imaginaros al Javier enseñando a Chiqui a bailar esta canción. No he visto un tío mas negado para mover un brazo a lo John Travolta.
De vuelta a la super tienda procedí a cortar la maldita cuerda y me enfundé mi bañador pijama para caer rendido en la gloriosa colchoneta.
Cuando estaba en el quinto sueño, más agusto que un bebé en su cuna, oí unos ruidos rarísimos y me incorporé lo justo para echarme un lado cuando el Chiqui, que dormía a mi lado, echó la pota.
La niña del exorcista hubiera tenido una crisis de ansiedad al verlo.
Menos mal que no habíamos echado el suelo al completo y el grueso cayó en la arena.
Volvió a echarse a dormir como si sólo hubiera estornudado.
Por mi parte, me quedé contemplando como la pota del colega había espurreado mi confortable cama. Tenía claro que con lo cansado que estaba no me iba a poner a limpiar. Opté por el camino fácil, darle la vuelta y echarme también a dormir.
Al día siguiente me costó despegarla pero nada que un par de buenos tirones no resolviera. Ya quedaría limpita con el agua de la playa...
En los últimos días también tuvimos nuestras andanzas por el pueblo e incluso fuimos a la discoteca Surfasaurus, famosa por aquel lugar. Por supuesto ya tenía mi correa para lo que pudiera pasar.
Fue en la playa donde pasamos los mejores momentos y si hubiéramos estado unos días más hubiéramos entablado amistad con un grupito de "buenorras" que se hartaron de reír con nuestras esculturas en la arena. Sobre todo con el negrito de los huesitos con un Pollón entre las piernas.
En fin, como veis, una gran aventura digna de recuperar.
FIN